sábado, 4 de junio de 2011

Lágrimas del sol


9 de febrero de 2011
Luis Miguel Nava Vázquez
Las garras de la crueldad la tenían presa en un mundo basto de sufrimiento, sus ojos se teñían de pánico en cada renacer de la fresca mañana, su inocencia se difuminaba en cada jornada estudiantil y su semblante de pureza huía en cada lágrima que el sol derrochaba.
     Mi pequeña y frágil princesa de apenas quince años, perdía el sentido divino de la juventud. Mi linda Catherine se encontraba atrapada en un impío acoso sexual, la soledad que esto le causaba nublaba el sentido de su etapa vital, llevándola a un despiadado alejamiento de sus semejantes y a una depresión digna del llanto.
     Por las noches, solía acostarse en su recámara observando las estrellas que entintaban de tristeza su persona, en cada luna sus lágrimas resecaban su tersa piel, su feminidad ya no tenía sentido alguno, su torneado cuerpo quinceañero adelgazaba notablemente al son de los días, las fases lunares perdían su belleza y un nuevo mundo de sombras, se abría paso por este insensato acoso. Mi chiquilla simplemente quería desaparecer, tras cuarenta días de martirio y sufrimiento.
     Su profesor de literatura, era culpable de este trago amargo que mi hija digería en cada clase, al sólo recordarlo me embarga un titánico enojo, me llena de rabia saber que únicamente esté tras las rejas, ¡quisiera matarlo y desaparecerlo de esta vida!, porque sus hechos no tienen perdón de Dios. Aunque así no curaría la pérdida de mi hermosa muñequita. Con inaplazable tristeza sostengo entre mis trémulas manos su diario personal que la veía sufrir, tras narrar su consternación hora tras hora. Este amargo recuerdo me envía a un inframundo de ansiedad y trastornos, el tan sólo pensar lo que ese terrible ser ocasionaba a mi pequeña, me insta a seguir de pie en la pasajera vida. Un cierto sentido de culpa me enloquece, porque pude haber evitado esta catástrofe, yo nada más quería trabajar sin cansancio para darle todo a mi pequeña, dejando pasar por alto la comunicación entre padre e hija.
     Por las mañanas, acostumbraba ver cómo resplandecían los dos grandes solecitos que formaban sus lindos ojos, por las noches solía admirar una puesta solar tan sublime como la definición de la belleza, mas hoy, me remuerde la consciencia en los hilos más sensibles de mi ser, porque perder  un hijo, es extraviar el sentido de vivir, significa perder lo más sagrado que el Señor te pudo haber brindado… sencillamente olvidé la razón de mi existencia.
     En una cálida tarde de verano, cuando una vez más las lágrimas del sol bañaban de pureza a mi Iguala querida, con avaricia de ver a la razón de mi vida, entré en su recámara para brindarle un gran beso y una tierna sonrisa dadora de vida, encontrando con gran estupor su cadáver en una alfombra de desconsuelos, donde todavía brotaban algunas últimas gotas de sangre. Aquellos soles tan magníficos perdieron su luz por toda la eternidad, su piel tersa estaba pálida como un alcatraz, sus cabellos de oro estaban alborotados y flotando en un lago de sangre, sus muñecas de porcelana perdieron su perfección refulgente, y mi vida… ¡mi vida se partió en pedazos!
     Con gran dolor, aprendí que ser padre trasciende la mera rutina hogareña, va más allá que procurar alimentos y vestido a los hijos. Ser padre es una incógnita donde la perfección nunca será lograda, significa luchar con perseverancia en busca de ella. Y tú, ¿qué harás ahora? Escríbanme: redes_mya@hotmail.com

Quince minutos

5 de febrero de 2011
Alberto Castrejón Reyes
Daniel, quince años de edad, claro ejemplo a seguir para el padre y la madre también, el consentido, el preferido, al que incluso han llegado a perdonarle algún acto delictivo, ¿por qué?, porque es varón, ¡por el simple hecho de ser hombre, la preferencia recae en él! Lourdes es un año mayor. Sin embargo, eso no importó a sus padres; para ellos, es la malcriada, la que tiene que obedecer, a quien corresponde hacerlo todo. Contrario a Daniel, a ella no se le perdona nada… ¿Por qué?, porque es mujer, ¡porque nació mujer! Ella tiene que ceder, no hacer nada que disguste a los demás, simplemente, limitarse a obedecer. Aquella chica vive detrás de su propia sangre, como desconsolada sombra. Eclipsada por quien no se tienta el corazón para humillarla, aún siendo mayor que él. Lourdes vive para Daniel. Debe atenderlo y servirle. Sus padres, así lo disponen.
     Él tiene novia por primera vez. Con alegría, se lo dice a papá y mamá, acompañado de su amor. Contento, exclama: – ¡Ya tengo novia!
     Ellos, con la misma o mayor alegría que el muchacho, responden: – ¡Felicidades, hijo!, ya eres todo un hombrecito.
     Contrario a como sucede con Lourdes, que un día llegando a casa, tímidamente comentó: –Tengo algo que decirles–, a ello, los padres respondieron con reserva en el semblante: –Sí… dinos–. Tartamudeando por el miedo que han sembrado en su ser, la chica balbucea: –Y-y-ya tengo n-n-novio–. Sus padres, con expresión de fastidio y enojo, le contestan: – ¿Y quién te dio permiso de tener novio?, ¿te mandas sola o qué?, ¡primero aprende a lavarte los calzones y después piensa en tener novio!
     Agachando la cabeza en su afán de ocultar el rubor en su rostro y no desafiar a sus padres al atreverse a mirarles de frente, dice atropelladamente: –Pero, pero…
     – ¡No hay pero que valga! –Replican–. ¡Estás castigada, por desobedecer! –le gritan, y añaden: – ¡Y no queremos repetírtelo!, ¡no puedes tener novio!
     A Lourdes no le queda sino aguantar el regaño. Ellos le han advertido que tener novio, no es para ella. Pasado un tiempo, la chica se las ingenia para verlo, a escondidas. Sus padres no reconocen el daño que ocasionan al tener favoritismos.                                     
     Ella está consciente de la preferencia hacia su hermano, en todos los aspectos. Siempre primero Daniel y después ella. Los padres no la apoyan. No le brindan la mano, ni en lo más mínimo. Las malas amistades se van apoderando de la mente de la joven. Su novio, la incita y logra que caiga en las drogas, el alcohol, el tabaquismo. Lourdes se esconde tras esta tela de autoengaño, refugio de su soledad y desamparo. Sustituye así, la comunicación que nunca tuvo con sus padres: simplemente deja cualquier actividad cotidiana, por el vicio. La escuela  no existe para ella. Mamá y papá, en su mente, están muertos. Más adelante Lourdes se embaraza, con enfermedad incluida, ¡el VIH invade su cuerpo, aniquilando sus defensas! Su vida está marcada por la desgracia.
     Estas líneas, estimados lectores, no son solamente producto de la imaginación febril de un escritor. Es la historia de muchas familias, y una razón importante para decir: padres, ¡reaccionen por favor! La comunicación es lo primordial en una relación. Ya sea que se trate de amistad, noviazgo o familiar, pero ésta tiene que ser con el corazón. Hable con sus hijos, es lo más importante que puede hacer como padre o madre. Dialoguen, escúchenlos, no repitan viejos patrones en su educación, ello, solamente limita el desarrollo personal de los niños y jóvenes, y les orilla a tomar decisiones equivocadas. Háblenles con sinceridad y atiendan lo que tienen que decir. Para todo hay tiempo. Quince minutos cada día serían perfectos… Espero sus aportes y comentarios: redes_mya@hotmail.com

El mejor regalo


2 de febrero de 2011
Luis Miguel Nava Vázquez
El amor de padres es eminente, trascendente y natural, es tan sincero e insuficiente de acaparar toda la belleza de su significado, sus secuelas nos embargan en un mundo de felicidad, no obstante, el darles todo a los hijos en bandeja de plata, nos está cegando a la realidad y perjudicamos así su desarrollo humano. En cada caricia, en cada palabra de ternura, en cada beso y regaño, está presente la esencia de nuestro ser, la importancia de nuestro amor, el mejor atributo de nuestro esfuerzo. Al vestirlos con la ropa de la verdad y ofrecerles consejos sensatos que los forjarán para ser grandes ciudadanos, en el apoyo mutuo que se les otorga con todo el corazón, alimentando su moral y persona día a día, con valores que les permitan escalar los peldaños del triunfo. Sin embargo, esto por sí solo no testifica la excelencia de ser padre o madre; ello, trasciende la rutina hogareña, implica asegurarles una educación digna a los hijos, que les permita aquilatar los conocimientos de la vida y mamar los valores de ella.
     El mejor regalo que podrías darle a tus vástagos, es contribuir sin cesar en su educación, mostrar siempre interés e involucrarte en sus actividades escolares, darles la confianza suficiente para que sean capaces de ejercer una profesión, conversar acerca de temas relacionados con sus intereses: sobre sus calificaciones, amigos, noviazgo, inquietudes y sueños. Es inútil regañarlos y dañar su autoestima con palabras que perdurarán en lo más sensible de su corazón. Es importante incitarlos al triunfo y procurarles ánimo en cada tropiezo.
     Los hijos son un espejo del hogar, porque en ellos se reflejan los valores familiares. Es muy satisfactorio como padres, recibir felicitaciones y exaltaciones por cada logro académico; por supuesto, ello depende de un enorme trabajo detrás.
     Las instituciones educativas no formarán adultos con valores, brindarán conocimientos que sirvan a los seres humanos, como herramientas ante cada problema que se les presente en la vida; los valores y buenos comportamientos, son principalmente resultado de la educación en el hogar.
     Es a ti, como padre o madre, que corresponde dar a tu hijo el mejor regalo que merece, dejemos la mediocridad a un lado, y abramos las puertas del éxito en la vida de ellos, sembremos esa semillita de interés por su formación y demos nueva esperanza a México.
     Me temo que éste no es un cuento, ni un lindo viaje por el mundo literario. Nada por el estilo. Tampoco son solamente palabras que plasman expectativas acerca de impulsar cambios en cómo se asume la paternidad. Se trata de un mensaje que busca inspirar a ustedes, apreciables lectores, a brindarles a sus hijos exclusivamente lo mejor. Les invito a orientar con amor y firmeza su educación, apoyarles incondicionalmente, ser para ellos un rayito de luz en la penumbra, darles la mano en cada tropiezo y guiar su andar por la vida. ¡El que tenga oídos, que oiga! Les invito a escribirnos, este espacio se forjará cada semana, con su participación: redes_mya@hotmail.com

Se levanta el telón

29 de enero de 2011
Alberto Castrejón Reyes
Un nuevo espacio apareció y todo Taxco, Iguala y Teloloapan se sorprendió. Se levanta el telón… una nueva columna, ¡comenzó! Comandada por dos diamantes en bruto de la  literatura moderna, Luis Miguel Nava Vázquez y Alberto Castrejón Reyes. Escritos les mostraremos, buenos textos publicaremos. ¿Gustarles?, no sabemos, ¡pero el esfuerzo realizaremos!
     Una probadita les di, para así poderles decir, que esta columna decidió instalarse por aquí, entre las páginas de Redes del Sur, en algún rincón donde dé la luz, para salir de ese baúl y nunca decir adiós…
     Queridos lectores y lectoras, les escribo en calidad de novel y afortunado columnista, quien junto con su compañero y amigo Luis Miguel Nava Vázquez, les llevaremos cada semana temas interesantes sobre la gente del mañana, la que puede cambiar a México y al mundo por completo, ¡sí!, hablamos de los adolescentes. Por ello, hemos nombrado a este espacio, como esos signos distintivos de la mocedad, que a muchos nos aquejaron, obligándonos a perdernos divertidas fiestas en el afán de ocultar nuestro rostro, hasta que hubiese recobrado su lozanía.
     Aquí, escribiremos de manera revolucionaria y directa, por tanto, los formalismos cambiarán, pero el coloquio no se perderá. Los escritos se realizarán en un estilo juvenil e interesante, ameno y fácil de digerir, donde los jóvenes serán los protagonistas y el tema principal.
     Abordaremos los conflictos que atraviesa alguien en esta etapa crucial de su vida, cuestiones referentes a su desarrollo en lo físico y psicológico, así como preocupaciones, intereses y aspiraciones, comunes a la juventud de hoy. Lo anterior, a partir de nuestra experiencia personal, pero principalmente, con base en nuestro conocimiento sobre el mundo adolescente, derivado de nuestra preparación como maestros de Escuela Secundaria.
     Los responsables de esta columna, ya vivimos esa etapa y la disfrutamos, ahora nos toca  ayudar a los que han dejado atrás la niñez. Interesantes lecturas nos aguardan, interminables preguntas nos llaman. Brindar apoyo es nuestro deber. ¡Brindar ayuda, nuestro querer!
     Por medio de los temas que les ofrezcamos, también esperamos llegar a ustedes, padres o madres de familia, que buscan acercarse cada vez más a los jóvenes, para que junto con ellos, se logre la buena comunicación, indispensable en toda relación familiar.
     Nos proponemos iniciar con el pie derecho y que "Entre el barro y la espinilla", cautive, estimule y no disguste a ningún lector. Deseamos contar con su apoyo y participación, ¿cómo?, haciéndonos llegar a partir de hoy, sus dudas, comentarios o sugerencias acerca de los temas que les interesa que tratemos, cada miércoles y sábado, aquí, donde estaremos dispuestos a dialogar con ustedes. Para ello, les ofrecemos nuestro correo electrónico, donde les esperamos con enorme placer y el regocijo de iniciar una cordial y enriquecedora relación, a partir de nuestro interés común: los jóvenes y sus viscisitudes, entre el barro y la espinilla. Escríbanos: redes_mya@hotmail.com